Un nuevo hito histórico para el fútbol ecuatoriano fue el que marcó ayer
Liga de Quito, que tras vencer 1-0, en su visita al Vélez Sarsfield, en
Buenos Aires, clasificó a la final de la Copa Sudamericana, torneo que
ya ganó en el 2009.
No hubo tormenta ni siquiera lluvia. Todo lo contrario: hubo un gol, el
de Hernán Barcos, que selló la clasificación de Liga deQuito a la final
de la Copa Sudamericana. Y si Barcos dijo que le había ido mal en
las tres oportunidades anteriores en que había jugado en el estadio de
Vélez, ayer fue su revancha.

Liga fue ese equipo ordenado, pero la tenacidad del cuadro dirigido por
Ricardo Gareca no le dio respiro durante gran parte del primer tiempo. A
los 18', Guillermo Franco perdió una oportunidad inmejorable, pero el
gran tamaño de 'Dida' (1,96 m) impidió que se abriera el marcador. Dos
minutos más tarde, Sebastián Domínguez, de cara al arco, remató
elevado.
Fue un partido que puede resumirse como una auténtica semifinal, con
tensión, a veces con momentos ásperos cuando los jugadores disputaban la
pelota. Los jugadores entregaban la vida por la recuperación de la
pelota, pero fue el cuadro de Liniers, barrio del extremo oeste de la
capital argentina, el que propuso el juego. Tenía que hacerlo: debía
remontar la desventaja de dos goles del partido de ida.
Domínguez, ya convertido en la gran figura de la noche, volvió a salvar
su valla ante una llegada de Guillermo Franco con una estirada a puro
reflejo, y casi en el final el espigado arquero debió arquearse para
desviar con brazo cruzado un bombazo de Canteros.

En toda esa primera mitad, Liga solo escapó de su asedio sobre el final y
desnudó cierta inseguridad en la zaga local, con un centro que encontró
solo a Barcos, pero el delantero argentino desvió su cabezazo desde
excelente posición.
En el inicio del segundo tiempo no hubo cambios de jugadores. Pero sí
hubo ese gol de camerino que deja desubicado a un rival que desde
entonces tenía que marcar cuatro goles si quería llegar a la final. Un
error de Vélez costó caro: al apropiarse el balón Néicer Reasco,
centró a los pies de Barcos, quien giró y remató, al 48'.
Vélez no tomó nota de esa alarma y en el comienzo de la segunda mitad
los albos facturaron al máximo una escalada por la derecha de Néicer
Reasco, que envió el centro y, tras un despeje fallido, Barcos dominó el
balón y venció a Barovero con un derechazo cruzado.
Nada pudo hacer el golero Marcelo Barovero. Barcos enmudeció a los
hinchas locales que, furiosos, insultaban a los locutores ecuatorianos
que celebraban el tanto en el estadio. De ahí en más, todo parecía ya un
trámite. Vélez atacaba con el aliento de sus hinchas que no desmayaron
ante la adversidad, pero careció de algo que tenía Liga: lucidez.

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