Harli Jordean de ocho años, no es como los otros niños de su edad.
Mientras que sus compañeros juegan con consolas
de video juegos y al fútbol, él se dedica a construir su imperio de
canicas de cristal.
El pequeño magnate de Londres lleva ya dos años dirigiendo su sitio de internet de venta de bolitas de vidrio.
Todo empezó después de vender su colección de canicas a sus compañeros del colegio.
Cuando la madre de Harli fue incapaz de
encontrar un portal en el que pudiese conseguir nuevas bolitas por
Internet, el hijo le rogó que le permitiera abrir su propio sitio web.
Ahora, la compañía gana miles de dólares al año e incluso recibe órdenes de los Estados Unidos.
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